Un Bicentenario que no recordamos….:
El 2010 fue el Año del Bicentenario de la Patria, el aniversario 200° de la Emancipación con respecto del poder hispánico en cabeza de los Borbones, una dinastía alicaída por la corrupción, el privilegio y el agotamiento de un modelo económico basado en la extracción de recursos metalíferos y en un monopolio comercial socavado por el contrabando y la ferocidad del maquinismo anglosajón.
Fueron destacables los festejos en 2010 aunque no lograron apaciguar el hastío que el gobierno actual produce (potenciado por un revisionismo histórico tergiversado y parcializado para que el pasado sea más acorde al pensamiento oficial), pero en si este Bicentenario tiene como meritorio haber logrado resucitar el culto por los colores nacionales presentes en nuestro lábaro patrio y en las escarapelas.
Días atrás, el 29 de agosto de 2010 se conmemoró otro Bicentenario del cual nadie (o casi nadie) se percató. ¿Qué curioso Estado de Cosas nos ha hecho olvidarnos de este suceso, será que no nos acordamos del homenajeado, será que sus ideas y su lucha cayeron en el olvido o qué fue lo que aconteció?.
Sin lugar a contra argumentaciones se manifiesta como menester expresar que hecho sucedió hace 200 años y que en el Siglo XXI muchos no recordaron.
…Un 29 de agosto de 1810 nació Juan Bautista Alberdi, un prócer demasiado olvidado por la Historia y por la Argentinidad en general. Olvido que no es un hecho circunstancial sino el producto de una sucesión de gobiernos que se esmeraron para que no se recuerde a Alberdi y sus ideales de desarrollo, paz y justicia para imponer en nuestro suelo las ideas populistas y/o autoritarias en las cuales el Estado es el rector de la sociedad y no un administrador de las actividades que no puede gestionar el individuo por sí mismo o por los influjos de la libre empresa, por eso fue necesario que los argentinos se olviden de Alberdi un férreo defensor de la Libertad, de la Igualdad, y del Orden; un hombre que creyó en la necesidad de un sistema constitucional liberal como articulador del desarrollo de un país casi desierto en consonancia con el capitalismo de la Revolución Industrial, un hombre que creyó en el respeto absoluto e indubitado a la libertad del ser humano, ( la libre expresión, su culto y su desarrollo individual por su arte o industria) consolidándose esas libertades bajo la protección primordial a la Propiedad Privada.
Alberdi, ese hombre que junto a un grupo de intelectuales argentinos (la Generación del ’37) logra ganarle la batalla intelectual a la opresión de Rosas y sus caudillos aliados, los cuales descreían de los beneficios de la libertad y despreciaban a los próceres de Mayo por haber quebrado ese tranquilo “orden” colonial previo a los sucesos de 1810, en el cual el ascenso social era prácticamente imposible en razón de la estructura estamentaria de la época.
Fue también Alberdi (junto a la espada de Urquiza) el que con la Constitución de 1853 fundó los cimientos de una Argentina que creció y se expandió en forma inusitada por ocho décadas consecutivas sobre las bases de una República en las que se respetaba la Propiedad Privada, las libertades individuales, con relaciones exteriores que nos habían convertido en un poderoso aliado de la Commonwealth Británica, y con una Seguridad Jurídica que animaba a los inversionistas de todas las naciones del globo a traer sus capitales al país; es por eso y por muchas cosas mas que fue necesario que en Argentina se olviden de Alberdi porque la sola mención de su estela hace empalidecer a los movimientos que reimplantaron en esta república federal los males de la Colonia Española como fueron: el militarismo, el monopolio económico, y el Estatismo, clericalismo y el antiliberalismo en formas exacerbadas llegando a los extremos actuales en los cuales la libertad de expresión no está debidamente garantizada viendo a diario al Gobierno en ingentes Cruzadas contra la prensa libre. A su vez resulta penoso ver como se debilita la Propiedad Privada (en base a expropiaciones, estatizaciones, y expoliaciones de carácter impositivo), como se destruye la libre empresa y la iniciativa particular con los constantes cambio en las reglas de juego en la economía y las finanzas, doloroso al sentir republicano es advertir cómo se criminaliza la riqueza obtenida por el mérito y el esfuerzo de muchos argentinos a los cuales se denomina “grupos concentrados”.
Estos y muchos atentados más a la República Federal que están ocurriendo día a día nos deben impulsar a que los argentinos busquemos desde el esfuerzo de cada uno de nosotros, en nuestras casas, nuestros trabajos o porque no desde el campo y el Interior profundo una alternativa o un cambio, primero de valores morales y luego de un proyecto nacional que nos permita abandonar este oscuro periodo de ochenta años consecutivos de debacle en el cual se instauró como religión secular del pueblo la idea que sólo los autoritarios pueden gobernar a los argentinos, y así empezar todos juntos recuperar nuestra fe en las Instituciones, en la Ley y en las palabras de nuestros dirigentes.
David Pascal Rougier
Nacionfederal's Blog 