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Archive for septiembre 2011

Palabras de la Presidenta del Partido Popular de Madrid, Esperanza Aguirre:

“No dejemos que la demagogia de resentidos y de minorías organizadas cambie fatalmente el curso de la Historia.

Bajo la apariencia de inocentes movilizaciones que se pretenden formas de Democracia Directa se esconde la deslegitimación de nuestro sistema representativo, y, en definitiva, constituyen la semilla del totalitarismo.

Porque la experiencia nos enseña que cuando a la democracia se le añade un adjetivo, ya sea orgánica, popular o directa, en realidad se está hablando de

dictadura. Es verdad que nuestra actual Democracia es imperfecta, da lugar a abusos, a burocracias, a que los representantes se alejen de los representados,
pero es a partir de lo que ya tenemos desde donde tenemos que perfeccionar el sistema democrático.

No existen atajos revolucionarios. La manifestación, la toma de la calle, la mano alzada, o el mero levantarse, como en la Asamblea francesa para que un señor contabilice a ojo al vencedor de una propuesta, significan que terminan mandando lo irracional, las explosiones emocionales y, sobre todo, la voluntad de unos pocos manipuladores sin escrúpulos.

El proceso de degeneración y embrutecimiento de una sociedad sigue siempre las mismas pautas. Y cuando todos los valores van a la deriva termina imponiéndose
la lógica de la violencia en la que destacan los fanáticos. Entre los templados y los furiosos siempre se imponen los que tienen mayor capacidad para amedrentar.

Los que se presentan como intérpretes del “pueblo” y paladines de la democracia directa frente a la representativa son iluminados que con su elocuencia y sus arengas demagógicas prometen la felicidad perfecta, y que con su teatralidad saben adueñarse de esas situaciones caóticas que ellos mismos crean.

Nunca es el pueblo el que concibe ni el que dirige las revoluciones. La actividad revolucionaria la desatan unos pocos dirigentes. Es sencillo convocar a las masas por medio de campanas y un cañón de alarma para que se concentren alrededor de la Convención Nacional. También es sencillo manipular sus deseos y presentar a estos grupos como parte de un pueblo responsable que defiende las leyes y la libertad.

El papel de estos grupos calificados una y otra vez como “pueblo” ha sido el mismo en todas las revoluciones. Simples comparsas, meras fichas en una partida jugada por un manipulador experto. Las masas terminan cumpliendo la voluntad de otro que les regala el protagonismo cuando les dice “habéis salvado a la patria”. Estos líderes manipuladores son fácilmente reconocibles. Se llenan la boca de la palabra “pueblo” y se presentan como sus únicos intérpretes.

Hoy en día, también los llamados indignados se consideran autorizados para definir quién es el pueblo. También niegan la representatividad a quienes hemos sido legalmente elegidos por los ciudadanos. En realidad, lo que realmente niegan es el propio sistema democrático.

Hay que denunciar la irresponsabilidad de los políticos que buscan la connivencia con esos indignados para debilitar o incluso dinamitar las reglas del juego democrático. Así pueden presentar un Golpe de Estado como un ejercicio legítimo de democracia directa.

La constante apelación de muchos políticos al «pueblo» aterra. Porque la apelación al pueblo es la coartada habitual para saltarse las reglas del Estado de Derecho. Un representante del pueblo no puede estar bajo la opresión de camorristas y pendencieros disfrazados de idealistas.

Bajo el eufemismo de la democracia directa se puede muy bien esconder un Golpe de Estado”.

 

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