No existe necesidad tan grande en la vidahumana como la de que los hombres tengan confianza recíproca y confianza en sus gobiernos; que crean en las promesas que se les hacen y que cumplan las propias para que éstas puedan ser creíbles y que así, la cooperación basada en la confianza pueda ser posible.
La buena fe —nacional e internacional— es el primer requisito de una vida decente, de una marcha estable de la industria, de la fortaleza financiera del gobierno y de la paz internacional.
Palabras de Don Benjamín M. Anderson, al comentar sobre el abandono del patrón oro,
por parte de los Estados Unidos de América (circa 1932).
Deja un comentario